La guerra en Ucrania sigue cobrando vidas más allá de sus fronteras. Andrés Julián Yatacue Collazos, un joven colombiano oriundo del municipio de Caldono, Cauca, falleció recientemente tras unirse como combatiente extranjero al ejército ucraniano.
Yatacue, egresado de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) y exfuncionario de la Alcaldía de Caldono, decidió meses atrás incorporarse como voluntario a las fuerzas armadas de Ucrania, motivado por una mezcla de convicciones personales, dificultades económicas y la promesa de una compensación significativa.
Quienes lo conocieron lo recuerdan como un joven alegre, comprometido con su comunidad, con liderazgo entre los jóvenes y una fuerte sensibilidad social. “Siempre tuvo el deseo de que las cosas cambiaran en Caldono. Era un soñador con causas claras”, expresaron sus allegados.
Su historia terminó lejos del Cauca, en medio del crudo enfrentamiento entre Ucrania y Rusia. Con su muerte, ya son al menos una docena los colombianos fallecidos en este conflicto, según reportes no oficiales. Muchos, como él, fueron reclutados por vías informales, sin protección legal ni respaldo diplomático.
La muerte de Yatacue pone en evidencia la creciente participación de ciudadanos latinoamericanos en conflictos ajenos, muchas veces bajo condiciones precarias y con escasa visibilidad. En su tierra natal, Caldono, su familia y comunidad lloran la pérdida de un joven que soñó con transformar su entorno, pero encontró la muerte en una guerra distante.
