La Capilla Sixtina está ya completamente preparada para recibir desde mañana a los 133 cardenales electores que participarán en el cónclave para elegir al nuevo papa, un proceso que se desarrollará bajo la imponente mirada del fresco del Juicio Final de Miguel Ángel.
Según confirmó la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, se han retirado varios elementos del recinto para dar paso a la instalación de los asientos, dispuestos en filas a lo largo de las paredes laterales y el fondo opuesto al mural del Juicio Final, de modo que todos los cardenales tengan a la vista esta obra maestra del Renacimiento. También se ha colocado la urna donde depositarán sus votos y se ha habilitado la salida de humos hacia la tradicional chimenea, cuyo color —blanco o negro— anunciará al mundo si ha habido o no elección.
Las imágenes difundidas por la Santa Sede revelan además el interior de la llamada “Sala de las Lágrimas”, donde esperan tres vestimentas papales de diferentes tallas. Esta pequeña estancia, cargada de simbolismo, es el lugar donde el futuro pontífice puede recoger sus pensamientos —y sus emociones— antes de presentarse ante el mundo.